miércoles, febrero 23, 2005

Día de la Vida


Posted by Hello

En verdad constituye una gran alegría comprobar cómo va extendiéndose la celebración del “Día de la Vida” cada 25 de marzo, coincidiendo con la Fiesta de la Anunciación. Se pretende con ello que vaya cobrando vigor una opción positiva a favor de la vida, y el desarrollo de una cultura que asegure la promoción de la dignidad humana en todas las situaciones.
En numerosos países (Guatemala, Chile, Brasil, Nicaragua, Perú...) se ha instituido ya, por ley, la celebración de “El Día del Niño por Nacer”, “Día del Derecho a Nacer”, “Día del Niño Concebido y No Nacido”... (según el país), centrándose sólo en uno de los momentos de la vida del ser humano, en que está más amenazada: antes del nacimiento. ¿Rezaremos para que eso se haga realidad también en España?
Este año, el día 25 de marzo es Viernes Santo, por lo que la Encarnación del Señor se celebrará litúrgicamente el 4 de abril. Esta coincidencia de fechas, nos invita a reflexionar. Llega al mundo Aquel que es la Vida, y ya está crucificado. Eso mismo está ocurriendo en nuestros días. Él se nos da como Vida: en nuestros corazones, en la Eucaristía, en esa optimista “testarudez” de la naturaleza creada por Dios, por seguir siendo fértil y germinando... En muchas ocasiones, no obstante, le crucificamos, le cerramos el paso. Se va difundiendo el utilitarismo, un modo de pensar y sentir según el cual, lo que más importa es el beneficio material que podemos extraer de algo o de alguien. Se contagia la costumbre de tratar a las personas como cosas, sólo para satisfacer el propio egoísmo. Un mundo en que prima la ley del más fuerte. Así, sólo se acepta el nuevo hijo, cuando uno quiere, como lo quiere y para lo que lo quiere, si no, se le elimina. Igualmente sucede respecto aquellas personas que se consideran molestas o inservibles: ancianos, enfermos, personas con minusvalías, indigentes...también se desean eliminar. O, aún más cómodo: que sean ellas mismas las que se suiciden, para que los demás no tengan “mala conciencia”, digamos. Pero, claro, entonces también van molestando todas aquellas personas con las que se tiene algún compromiso; ya no cuentan la fidelidad ni la palabra dada...Y, de seguir así, no va a quedar una brizna de vida sobre la tierra, porque, claro, luego vendrán otros que decidirán que la vida de éstos que hoy se sienten tan superiores, ya no vale nada y acabarán con ellos también...
Un mundo edificado sobre esa escala de valores es una enorme cadena de destrucción que no tendría límite, si no fuera porque El mismo al que crucificamos y dio su vida, LA VERDADERA VIDA, por nosotros, RESUCITÓ y está vivo. También nosotros vivimos por Él; alimentados con la Eucaristía y la oración, estamos llamados a estar cada vez más vivos para ser la sal y la luz entre los hombres. Llamados a confiar siempre en que Jesús no deja en la estacada al que sigue Su Voluntad. Intentaremos no buscar componendas con aquello que sabemos que está mal, pero nos haría el camino más cómodo. No hacer nunca “trampas” en nuestra vida, con nuestra sexualidad y capacidad generativa, con la economía, etc. Nos esforzaremos por cumplir la palabra dada. Caminaremos sin pisar a nadie, sin dejar de lado al más débil cuando moleste. Y obraremos así no porque seamos unos “tontitos” o alguien nos obligue, sino por Amor, y porque confiamos en que Él nos dará las fuerzas para poder vivir una vida recta y noble, de una sola pieza: ¡una vida de resucitados!
Te propongo preguntarte muchas veces al día “Jesús, Tú ¿cómo te comportarías en esta situación?”, y obrar así, pues somos Su Cuerpo. Encomendemos a María que cuide de que cada persona que, por presiones sociales, se vea tentada de obrar contra la vida, sepa resistir y encuentre otra salida.


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